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Huelga de 1906
Mucho se ha escrito sobre la epopeya de los mineros de Cananea de 1906. Junto con las huelgas de los textileros de Río Blanco de 1907, ha sido incorporada en la historia oficial de la rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz. Estas luchas son descritas en todos los textos escolares como precursoras de la Revolución Mexicana de 1910 a 1917. Esteban Baca Calderón y Manuel Diéguez, los que la historia autorizada erigió como paladines de la lucha minera, han entrado en la iconografía  revolucionaria. El grito de batalla, “¡Cinco pesos y ocho horas de trabajo, viva México!” que se lanzó frente a las oficinas de la compañía norteamericana entonces dueña de la mina, se ha hecho famoso como la expresión sucinta de un programa democrático y nacionalista. Sin embargo, los mineros de Cananea marcharon tras banderas rojas y, a diferencia de los voceros pequeñoburgueses Baca Calderón y Diéguez que hablaron en su nombre, los verdaderos dirigentes mineros,sindicalistas revolucionarios mexicanos y estadounidenses, luchaban por una revolución obrera internacional.
 

Mineros marcharon sobre las oficinas de la compañía para presentar su pliego de peticiones 
el 1° de junio de 1906. 
(Foto: Agustin Victor Casasola)
 
Sobre el estallido de la huelga, hay muchas fuentes. Adolfo Gilly, en su libro, La revolución interrumpida (Era, 1971), relata que los mineros “se declararon en huelga exigiendo la destitución de un mayordomo, un salario mínimo de cinco pesos por ocho horas de trabajo, trato respetuoso y que en todas las tareas se ocupara, a igualdad de aptitudes, un 75 por ciento de personal mexicano y un 25 por ciento extranjero. Exponían sus demandas en un manifiesto en el cual atacaban al gobierno dictatorial como aliado de los patrones extranjeros.” El desarrollo de la huelga misma y la consiguiente represión es bien conocido en sus líneas generales. En el libro escrito por un colectivo de autores coordinado por Eugenia Meyer, La lucha obrera en Cananea 1906 (Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1980) se da una exposición detallada de la versión aceptada de los eventos.


Incendio en la madereria

Según esta versión, la lucha fue precipitada por el anuncio el 31 de mayo (de 1906) en la mina Oversight de que se reduciría el número de obreros y aumentaría la carga de trabajo de cada minero. En la madrugada del 1° de junio los trabajadores se congregaron frente a las oficinas de la mina y se declararon en huelga por los motivos señalados. Mandaron llamar a Diéguez y Baca Calderón para que fungieran como voceros ante la empresa. Unos dos mil mineros recorrieron las minas, los talleres, la fundición y la concentradora, uniéndose masivamente al movimiento. En la tarde del día 1º, la manifestación minera pasó por las oficinas de la CCCC y su centro comercial para marchar luego, precedida por una bandera mexicana y varias banderas rojas, a la maderería. Ahí fueron repelidos por agua a presión y disparos de rifle, cayendo muerto un trabajador. Enfurecidos, los huelguistas incendiaron la maderería, muriendo ahí dos supervisores norteamericanos.
    
 
Cuando los huelguistas regresaron al palacio municipal, el patrón Greene trató de convencerles a que volvieran al trabajo, pero no se le hizo caso. Empleados de confianza de la empresa, sobre todo norteamericanos, abrieron fuego sobre la muchedumbre. Del techo de un hotel, francotiradores dispararon indiscriminadamente contra los mineros, matando a varios. De acuerdo con reportes en los periódicos norteamericanos Tucson Citizen y Douglas Daily Dispatch, “Uno de los dirigentes, quien según todos los testigos oculares portaba una bandera roja, seguía incitando a los mexicanos.... Algunos de los norteamericanos más excitados de repente abrieron fuego y el resultado fue un tiroteo general. El dirigente que enarboló la bandera fue alcanzado por al menos 15 balas” (citado por Herbert O. Brayer, “The Cananea Incident”, New Mexico Historical Review, octubre de 1938). Los fusilamientos continuaron toda la tarde y noche, con un saldo de más de 20 trabajadores mexicanos muertos.

     
 
Entretanto, el dueño Greene envió un mensaje por telégrafo al gobernador del estado, Rafael Izábal, pidiendo su propia presencia en el lugar y el envío de tropas a Cananea. Como éstas, por falta de vía de comunicación directa, sólo podrían llegar dos días después, también pidió ayuda de Washington y del estado de Arizona. Del centro minero de Bisbee, se envió una fuerza de 275 Arizona Rangers (policías rurales paramilitares), que en la madrugada del día 2 de junio cruzó la frontera en Naco, donde el mandatario sonorense Izábal los juramentó como “voluntarios”. Su comandante, el capitán Rynning, fue nombrado con mismo rango como oficial del ejército mexicano.


Rangers y mercenarios

 
La milicia norteamericana llegó por tren más tarde en la mañana a Cananea, donde Izábal arengó a los sublevados rechazando un alza de sueldo y el pago igual entre trabajadores mexicanos y norteamericanos. Entre sus argumentos mencionó que las prostitutas norteamericanas costaban más que las mexicanas. De hecho, el gobierno de Porfirio Díaz había decretado una ley de salario máximo. A la vez, el gobernador Izábal amenazó con enviar a todo huelguista que se negara a retomar el trabajo a la guerra genocida que estaba librando en contra de los indígenas yaquis. Cuando oradores obreros respondieron, fueron encarcelados en el acto junto con los dirigentes de la huelga. En la tarde llegó un destacamento de policías paramilitares rurales y se retiraron los Rangers. Al otro día arribó un pelotón de 100 soldados mexicanos. El pueblo fue puesto bajo ocupación militar.


Detenidos de la huelga

 
En un momento hubo hasta 100 mineros en la cárcel de Cananea. Varios de los dirigentes de la huelga fueron procesados por el nefasto gobierno de Izábal y condenados a 15 años de prisión en San Juan de Ulúa. Sólo fueron liberados hasta 1911 con la caída de la dictadura porfiriana. Los eventos posteriores están íntimamente ligados con la suerte del régimen porfiriano, la evolución de la economía capitalista internacional y la primera guerra imperialista mundial. Un mes después, el 1° de julio de 1906, se lanzó el programa del Partido Liberal, escrito por Ricardo Flores Magón, en el que se abogaba por una jornada laboral de ocho horas, un aumento salarial que satisficiera las necesidades vitales, y el fin de la discriminación racial, reivindicaciones que claramente eran un reflejo de la lucha de Cananea. En 1907, la mina cerró temporalmente debido al crack financiero en Wall Street y la siguiente recesión económica en EE.UU. No obstante el restablecimiento de su dominio sobre Cananea con la supresión de la huelga del año anterior, Greene perdió el control de las minas a la gran empresa Anaconda. También en 1907 estallaron luchas obreras revolucionarias en Río Blanco y Orizaba, Veracruz, dirigidas por militantes partidarios del PLM, y en 1910 se inició la Revolución Mexicana.
fuente: http://www.internationalist.org/cananeahuelga1906.html





 
David Alfaro Siqueiros, mural Del porfirismo a la revolución
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